la fosa común en Napalpí

Esta es parte de la fosa donde fueron enterrados mas de 70 aborígenes, de los 300 o mas que fueron masacrados por la policía del Chaco, en la reducción de Napalpí, distante unos 21km de la actual Machagai. El 19 de julio de 1924, fuerzas policiales y de gendarmería, apoyados desde el aire por una avioneta o un aeroplano, dispararon a mansalva sus rifles sobre los mas de 700 indios tobas y mocovies que se encontraban en la reducción; se dispararon mas de 5.000 cartuchos, en menos de 45 minutos; los heridos fueron rematados, los niños y ancianos, degollados, se remató a las mujeres a machetazos, las niñas y jóvenes, violadas y asesinadas, al cacique lo mutilaron, extirpandole los genitales; los hombres, mujeres y niños que lograron sobrevivir, huyeron a los montes, donde deambularon durante semanas, hasta que alguien les dio refugio; otros murieron de hambre o de sus heridas.Hoy,  84 años después de ese feroz genocidio, están saliendo a la luz los hechos que mucha gente pretendió tapar, entre ellos, los políticos, la iglesia católica (y también de las otras), la policía. la sociedad chaqueña, los periodistas, los colonos, los comerciantes....nadie quiso hablar del tema durante años, aún hoy no quieren hacerlo, como si esos 300 o mas indios asesinados de la forma más salvaje, nunca hubieran existido, se tapó todo rastro, toda huella, las bocas fueron silenciadas, las crónicas (pocas) archivadas bajo llave, pero no hay crímenes perfectos, y la verdad sale a la luz, mas tarde o mas temprano. El monte chaqueño, reseco por la falta de agua y por los 51°C, clama justicia por los muertos en Napalpí, hace 84 años. La fosa que se ve en la foto, se encuentra custodiada por una familia que vive en un rancho de barro, custodian la fosa, están acostumbrándose a los "visitantes", como yo , que fui a conocer y a sacar fotos, pero no sólo eso, desde ese momento, algo sucedió en mi interior, un vuelco doloroso sufrió mi corazón, lo sentí muy profundo, más que nunca me decido a escribir todo lo que viví, ese día de febrero, bajo un sol llameante, que castiga sin piedad, con 51°C.

Fotos tomadas por mí.